En 1519, el capitán Hernán Cortés desembarcó en Veracruz para comenzar su gran conquista. Al llegar, dio la orden a sus hombres de quemar los barcos. No estoy seguro, pero me imagino que alguien se echó a reír cuando oyeron esa orden. Seguro que alguien pensó “¡este Hernán esta como una cabra!”. La orden se cumplió…quemaron los barcos.
Aquí está la lección si la quieres aprender en este lunes… Retroceder es fácil si te permites esa opción. Deja que eso retumbe en tu cerebro por unos momentos. Todos intentamos aferrarnos a algo que actúa como nuestra escotilla de escape o nuestra estrategia de salida. Yo lo llamo nuestro barco. Es nuestra red de seguridad “por si acaso” lo que intentamos no funciona. Hoy nos tocó a Pamela y un servidor quemar un barco. No literalmente (para los que sois amantes de la navegación) sino simbólicamente. El barco que quemamos nos ha servido muy bien, y ha sido una fuente de seguridad durante años. ¿Tenemos inquietudes? ¡Claro! ¿Tenemos preguntas? ¡Muchas! Pero, estamos contentos y seguros en nuestra decisión de quemar el barco. No sé como es en tu vida, pero una de mis grandes tentaciones es posponer la gran mayoría de mi acción hasta que ya no siento miedo. Lo que mi Rey me pide, en realidad, es aprender a actuar con decisión y confianza en El, a pesar de mi miedo. Mi Rey me pide seguirle sin mirar hacia atrás con la firme certeza que cuando yo no puedo más es cuando El hace lo que yo nunca podría hacer. Quemar el barco está dentro de la categoría que muchos usan de “Eso no tiene sentido”. Para muchos, esa frase se convierte en su frase favorita. Nuestra reacción al desafío es que ciertas cosas simplemente no tienen sentido. Habría “tenido sentido” que Cortés mantuviera uno o dos barcos, si no toda su flota. Pero Cortés estaba en una misión y sabía que la única forma de evitar que él o sus hombres renunciaran a la misión era quitar esa opción de la mesa. Lo que Cortés hizo fue obligarse a sí mismo y a sus hombres a tener éxito o morir. El volver atrás no era una opción. En este lunes, creo urgente comunicarte que para alcanzar verdaderamente el nivel de éxito que Dios desea para ti, hay momentos en que necesitamos “quemar los barcos”. Jesús lo dijo así… en Lucas 9:62 Reina Valera Actualizada (RVA-2015) Pero Jesús le dijo: Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios. Mi Maestro pide obediencia absoluta y casi siempre el riesgo es parte de esa obediencia. Si sientes la tentación de volver al barco, tengo una simple pero práctica sugerencia…quema el barco. Los comentarios están cerrados.
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DAVID WATERSEn esta sección encontrarás los artículos EL PUNTO DE VISTA elaborados por David. Archivos
Mayo 2019
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